Me gustaría que me recordaran como alguien que creía que los niños tienen derecho a ser niños

Entrevista realizada por el corresponsal Carlos Coello G., del periódico semanal «Tiempos del Mundo», con sede en Buenos Aires y circulación en toda Latinoamérica, en diciembre de 1996.

 

¿Cuál debe ser el rol de la Primera Dama, tanto en su labor social, y como ejemplo moral y familiar a seguir?

La Primera Dama, ante todo, es la esposa del Presidente, que ha de acompañar y apoyar a su marido. Si los hijos son todavía pequeños, tiene además una función especialísima en mantener para ellos un ambiente propicio a su crecimiento y desarrollo personal, sin interferencias negativas de la vida pública. Como en toda familia, se ha de procurar que haya coherencia entre los principios y la conducta, para que todos sean ciudadanos responsables, de provecho y, sobre todo, buenos, en el buen sentido de la palabra bueno.

Por otra parte, una Primera Dama puede desarrollar iniciativas de carácter humano y social, que siempre contarán con apoyo en la colectividad. Pienso ahora en tantos programas que se han llevado a cabo por las primeras damas en nuestro país: desde la Fundación Bolivariana, que emprendiera María Teresa de López Contreras, hasta hoy, tenemos una larga tradición al respecto.

Actualmente, mucha de esa actividad se canaliza a través de la Fundación del Niño, que tiene seccionales en todos los estados del país, presidida en cada caso por la esposa del Gobernador, Primera Dama del Estado. Pero siempre hay espacio para nuevas iniciativas como, por ejemplo, la de «Un Cariño para mi ciudad», que he podido impulsar en esta nueva etapa.

¿En cuál de las dos presidencias del doctor Caldera se ha sentido usted más a gusto en sus funciones? ¿Por qué? ¿Usted y el Presidente hablan de sus actividades, de los problemas sociales, de la pobreza, del futuro de Venezuela?

Las situaciones son diferentes, en muchos sentidos. Gracias a Dios siempre he podido estar cerca de mi esposo, compartir su preocupación por el país y apoyarlo en sus luchas, ahora por devolverle a Venezuela la estabilidad, el rumbo firme hacia el desarrollo de toda la sociedad y lo que él ha llamado «el orgullo de ser venezolano».

¿Qué es lo que le ha producido mayor satisfacción como Primera Dama y lo que menos le ha gustado? ¿Qué la impulsó a desarrollar «Un cariño para mi ciudad»? ¿Está satisfecha?

Dentro de eso, lo que más me llena es poder trabajar por los niños. O también, para los niños, que son el destinatario principal de la recuperación del ambiente en Caracas que nos llevó a emprender «Un cariño para mi ciudad».

¿Lo que menos me gusta? Me entristece ver le negativismo sistemático de algunos medios de comunicación, que parecen querer sembrar el pesimismo en la gente o no encontrar nada bueno en el país. Afortunadamente la realidad es otra… Hay mucha sensibilidad e iniciativa en tantos campos de la actividad… ¿Conoce nuestras orquestas juveniles?

¿Cuáles son los principales problemas que confronta la mujer venezolana? ¿Cree que las mujeres deberían tener mayor participación en la conducción del país?

Todos los grandes problemas sociales pesan más fuertemente sobre la mujer, especialmente sobre las madres abandonadas, pues son víctimas del desorden o la desintegración familiar que quizá constituye el mal más grave de nuestra sociedad.

De hecho, hoy en día la generalidad de las mujeres se han capacitado al igual que los hombres y están jugando un papel relevante en todas las actividades, también en la conducción del país. Por ejemplo, actualmente una distinguida abogada preside la Corte Suprema de Justicia. En esto no veo que tenga que haber limitaciones por el hecho de ser mujer. En cambio, me parece muy importante que esa mayor participación en diversas actividades de la sociedad no vaya en detrimento de la familia: no se puede olvidar que la mujer tiene una función insustituible en el hogar y en la formación de los hijos pequeños.

¿Cómo le gustaría resolver el problema de la infancia abandonada?

El Instituto Nacional del Menor (INAM) hace lo posible pero se necesita mucho más. Hay instituciones movidas por sentimientos religiosos o por otras motivaciones generosas, que también están aportando mucho; pero la magnitud del problema es tan grande, que todo lo que se haga resulta poco. El ideal es el restablecimiento de la vida familiar sin la cual todas las demás acciones, aunque necesarias, son y serán insuficientes.

¿Cómo surgió la idea del Museo de los Niños y cuántos años lleva allí?

Hace 25 años, en el último año de la primera presidencia de mi esposo, como fruto del trabajo que venía haciendo, concebí la idea de crear el Museo de los Niños. Fue una tarea muy ardua que valió la pena emprender. Este año celebramos el XV aniversario de su inauguración. Durante todo ese tiempo me ha traído grandes satisfacciones, pues he podido observar el interés de los niños (y también de los adultos) al visitar el Museo. En los últimos años le hemos ido anexando diferentes áreas con temas de actualidad como son la Conquista del Espacio, un Planetarium, Robótica. Estamos en un proceso de constante actualización.

¿Le han solicitado desde otros países su colaboración o consejo para instalar un Museo semejante?

Ciertamente hemos recibido peticiones de asesoramiento para crear Museos semejantes en diferentes países. Los de Colombia y México, entre otros, se inspiraron en nuestro Museo.

¿Se considera sentimental o cerebral?

Siempre he sido sentimental… o tal vez debería decir sensible. Sin embargo, sin perder los sentimientos, que le dan humanidad a todo, he aprendido que hay que actuar con la razón y apoyados en la fe en Dios, que nos enseña el sentido de la vida en esta tierra y nos da fortaleza.

Inauguración de la Esfera Caracas de Jesús Soto, en el marco del programa «Un cariño para mi ciudad». 8 de diciembre de 1996.

¿Si volviera a tener 20 años, qué carrera universitaria le gustaría seguir?

Creo que me hubiera ido por la psicología.

¿Cuál es su escritor preferido, el libro que más le ha gustado?

Son muchos los libros excelentes que podría mencionar. En casa hemos sido lectores voraces, compartiendo desde obras clásicas hasta populares novelas de misterio como las de Ágatha Christie. Si tuviera que seleccionar un libro representativo de nuestro tiempo, quizá diría «El Principito», de Antoine de Saint-Exupéry que, en su sencilla belleza, encierra profundas lecciones para el ser humano.

En música, ¿cuáles son sus debilidades? ¿Y en pintura?

Me encantan los grandes paisajistas venezolanos de este siglo… ahora, tenemos tantos pintores de primera clase que habría que dar una lista completa, en la cual desde luego ocuparían un lugar destacado los maestros del cinetismo. ¿No le gusta mucho «La Esfera» de Soto que rescatamos hace poco?

En su vida privada, ¿cuáles son las cosas que más le gusta hacer: leer, ver televisión, conversar, etc.?

Oír música (gozo con la música de cuerdas, sobre todo de arpa, que era mi instrumento), conversar, ocuparme del jardín, de los pájaros, son cosas que me descansan y me llenan mucho. La Casona tiene unos jardines muy espaciosos que requieren atención constante. Aquí al caminar se puede tener la sorpresa de encontrarse con una o varias «perezas»: el otro día me emocioné viendo una que andaba con su pequeña cría aferrada al cuerpo…

¿Cuál es la mujer que más admira en la historia universal?

Isabel La Católica, siempre me ha impresionado por su visión de futuro y el rol que le tocó asumir en su época.

¿Cómo le gustaría que la recordaran las futuras generaciones?

Como alguien que creía que los niños tienen derecho a ser niños, a vivir plenamente su infancia; que soñó con que todos pudieran disfrutar ese derecho y trabajó para contribuir a hacerlo realidad.