Jóvito Villalba y Rafael Caldera, 1979

Rafael Caldera y Jóvito Villalba durante la toma de posesión de Luis Herrera Campíns, el 12 de marzo de 1979.

Jornadas Jóvito Villalba

Artículo de Rafael Caldera para ALA, tomado de su publicación en El Universal, el 9 de octubre de 1991.

 

La Fundación Jóvito Villalba, recientemente creada para rendir homenaje a la memoria de aquel ilustre líder político, propuso a la Comisión Bicameral que estudia la tercera enmienda de la Constitución, organizar un evento en el que pudieran analizarse algunos de los temas más importantes que ésta considera. La invitación fue aceptada inmediatamente con simpatía y se adoptó por unanimidad darles el nombre de Jóvito, lo que tuve la honra de proponer. El Congreso, por boca de sus presidentes París Montesinos y Oberto, acogió la idea, que recibió también el patrocinio de la Comisión Presidencial para la Reforma del Estado (COPRE), de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de la Universidad Central de Venezuela y de la Asociación Venezolana de Derecho Constitucional.

La intención era ofrecer a la opinión pública, y especialmente a los sectores más calificados, la oportunidad de conocer directamente los trabajos de la Comisión Bicameral, discutir sus puntos de vista y exponer cada uno sus pensamientos en torno a algo tan trascendente para la vida del país como lo es el «aggiornamento» del texto constitucional.

Debo decir que estoy contento de las Jornadas. Los encargados de organizarlas, encabezados por los Senadores Pedro Pablo Aguilar y José Mendoza Angulo y por los delegados de la COPRE, Edgar Paredes Pisani y Julio César Fernández, además del Decano Nelson Rodríguez y del profesor José Guillermo Andueza, se esforzaron para superar dificultades y vencer obstáculos, con el apoyo de la Fundación Jóvito Villalba y con la simpatía y colaboración del Ejecutivo Nacional.

Además de la exposición general introductoria que me correspondió desarrollar, se fijaron cuatro temas para la agenda de las Jornadas, con sus ponentes respectivos. I. Las nuevas tendencias constitucionales, doctor José Guillermo Andueza; II. Gobierno y Sistema Político, Senador José Mendoza Angulo; III. Reforma del Poder Judicial, Senador Pedro Pablo Aguilar; y IV. Los derechos constitucionales y la democracia participativa, Senadora Lolita Aniyar de Castro.

Una idea que resultó sumamente provechosa fue la de invitar a departir con nosotros a los copresidentes de la Constituyente colombiana y al presidente de la Constituyente del Brasil. En efecto, las exposiciones de los doctores Álvaro Gómez Hurtado, del Movimiento de Salvación Nacional y Antonio Navarro Wulf, de la Alianza Democrática M-19 (el copresidente liberal, Dr. Horacio Serpa Uribe, lamentablemente no pudo venir) trasmitieron la experiencia singular vivida por la hermana República de Colombia, y dejaron entre los oyentes la clara visión de un proceso de características muy especiales pero lleno de enseñanzas y de motivos para la reflexión. Lo que más impresionó fue el énfasis que ambos pusieron, siendo representantes de dos corrientes políticas diametralmente divergentes, en el factor consenso, en pos del cual todos trabajaron –en medio del enconado debate que ha sido y es nota dominante de la política colombiana– convencidos de que era y es indispensable obtenerlo para lograr el objetivo primordial de todo el proceso, a saber, la paz de la Nación.

En cuanto al presidente de la Constituyente brasilera, Ulyses Guimaraes, presidente del Partido Movimiento Democrático Brasilero (PMDB), su densa y clara disertación nos ayudó a entender mejor los aspectos principales de la Constituyente que presidió, para elaborar una Carta Fundamental compleja, llena de novedades interesantes y que, como lo he expresado en algunos artículos que publiqué a partir de su promulgación, debe ser objeto de profundos estudios por los especialistas del Derecho Constitucional latinoamericano. Se manifestó, por cierto, el presidente Guimaraes decididamente partidario del sistema de gobierno parlamentario y convencido de que el pueblo brasilero lo adoptará el 7 de septiembre de 1993, en el plebiscito que se debe celebrar para decidir si se vuelve a la monarquía parlamentaria o se mantiene el régimen republicano, y si acoge el sistema parlamentario o el sistema presidencialista (al cual calificó de «presidentista»). Por supuesto, su posición indica no sólo descontento en el gobierno actual, sino poca fe en que el que lo sustituya sea satisfactorio, por lo cual consideran deseable la posibilidad de cambiarlo cuantas veces lo crean necesario los miembros del Congreso.

Todas las sesiones contaron con panelistas de primera línea: Ricardo Combellas, Alfonso Rivas Quintero, Pompeyo Márquez, Álvaro Silva Calderón, Evangelina García Prince, José Enrique Molina, Rosa Del Olmo. El propio Presidente de la República expuso sus preocupaciones y preferencias en la sesión de instalación. Hasta hubo un hecho que considero muy feliz: tuvieron oportunidad de hacer oír su voz un miembro del grupo de notables que, encabezados por ese ilustre venezolano que es el Dr. Arturo Uslar Pietri, han sacudido la opinión pública en los últimos meses con dos documentos en torno a la reforma del Estado, y un dirigente del denominado «Frente Patriótico» que ha venido sosteniendo la necesidad de convocar de una vez una Asamblea Constituyente.

Pero, a mi juicio, siendo todas las sesiones sumamente interesantes, quizás la más importante fue la dedicada a la reforma de la Administración de Justicia, porque a la notable ponencia del Senador Aguilar siguieron las intervenciones del presidente de la Corte Suprema de Justicia, doctor  Pedro Alid Zoppi, y del presidente del Consejo de la Judicatura, doctor Pedro Miguel Reyes, además del Decano de la Facultad de Derecho de la UCV, doctor Nelson Rodríguez y de los doctores José Antonio Cova y Octavio Andrade Delgado.

Por supuesto, los panelistas Zoppi y Reyes fueron invitados a título personal y no hablaron oficialmente en nombre de los organismos que presiden; pero es indudable que la investidura que llevan fue determinante en su participación en las Jornadas, y las exposiciones que hicieron, con mucha amplitud y sinceridad, reflejaron la experiencia adquirida en el ejercicio de los elevados cargos que detentan. Uno y otro se manifestaron, en definitiva, acordes con la conveniencia (yo diría, hasta con la necesidad) de crear un organismo de naturaleza extraordinaria y con funciones también extraordinarias, como la Alta Comisión de Justicia, por reconocer el carácter extraordinario del momento que atravesamos y de los emplazamientos que se hacen –justificados unos y otros no– a la administración de justicia, institución fundamental y base insustituible para el funcionamiento del sistema democrático y para la buena marcha de la sociedad.

Tuve la oportunidad, al final, de responder preguntas formuladas por el auditorio y explicar algunos aspectos que han dado lugar a diversos comentarios y que fueron señalados en las propias Jornadas. Es importante señalar que la concurrencia de jueces de todo el país fue respetable y el ambiente indudablemente constructivo.

Un buen estreno para la Fundación Jóvito Villalba, cuya presidenta, Ismenia de Villalba, clausuró el evento con un importante discurso. Y una gran oportunidad para que los interesados se empaparan directamente de la labor que venimos cumpliendo en la Comisión Bicameral y para precisar los fines y propósitos que nos guían y las motivaciones que nos inspiran.

Porque nuestro propósito es responder en forma seria y efectiva a las más graves inquietudes que agitan al país en torno a la crisis de valores y a la urgencia de remedios a los problemas que estremecen la democracia venezolana y latinoamericana.